Debemos reafirmar nuestra responsabilidad y armonía con la naturaleza en una fase en que el planeta está bajo la amenaza del cambio climático, siendo el hombre el máximo responsable de la insostenibilidad de los recursos naturales, su fauna y flora, haciendo especial énfasis en el medio ambiente que nos rodea, sin olvidar la comprensión y tolerancia entre las diferentes razas y culturas de los seres humanos que la pueblan. La Ciencia es nuestro aliado, gracias a ella, el ser humano ha avanzado en el último siglo, hasta llegar a unas metas inimaginables por nuestros antepasados.

Este planeta llamado Tierra


Vamos a imaginarnos que han pasado los años y nos encontramos ahora en el 2050, los viajes al espacio ya se encuentran al alcance de todas las personas. Nosotros vamos a tomar un tour hacia el firmamento, será la primera vez que lo hagamos, nos dirigimos a la Florida para el despegue, ya nos encontramos en la nave, ahora, comenzamos el viaje. Volamos y salimos de la atmósfera terrestre como verdaderos relámpagos, el recorrido inicia con la contemplación de varias constelaciones, vemos la de Orión, la de Perseo, la ballena, la liebre y muchas otras. Observamos con detenida atención la galaxia Andrómeda, de inmediato pasaremos junto a algunos planetas, por Plutón, Neptuno, Urano, Saturno, Júpiter, Marte; es momento de regresar a casa, a la Tierra, un mundo plagado de conflictos tan cercanos y que no podemos resolver tan fácilmente, nos acercamos cada vez más a nuestro planeta, vemos ese color azul que siempre la ha caracterizado, sus nubes blancas, sus continentes, al verla de ese modo parece ser una simple pelota que podemos manipular como queramos, es nuestra pelota, más nunca habíamos jugado con ella sabiendo que esta allí, nuestra casa, hogar que no conocemos totalmente, es como un hijo para nosotros y nunca hemos hablado con él, no sabemos qué hay en su interior, solo vemos su destrucción, destruimos nuestras propias pertenencias, algo tan bello no se puede tirar a la basura. 

El conocimiento de nuestro mundo por parte de individuos como nosotros, catalogados como "comunes y corrientes", ha sido prescindible, los seres humanos tenemos la capacidad de imaginarnos muchas situaciones, tan hermosas como queramos, pero tan irreales, solo vemos lo que hay en el exterior y lo que nos afecta, a pesar de que todo lo acontecido en este planeta nos involucra, desde guerra o cualquier tipo de conflictos, fenómenos naturales como terremotos, erupciones volcánicas, tormentas..., creo que es momentos de acercarnos a la parte más íntima de nuestra casa, la Tierra, conocerla a fondo, descubrir el por qué tiene esta forma así como todos los fenómenos implicados en ella. Para ello hacemos un viaje espacial, y nuestras naves serán los textos científicos, pilotados por hombres que han dejado huellas dentro de la Física y por supuesto de la Geología. 

Las ideas sobre la forma del universo y del planeta Tierra han ido cambiando conforme al paso de los años, la visión física del mundo no siempre ha sido la misma. 
Diversos científicos nos han dejado un legado de conocimientos gracias a sus investigaciones y observaciones: Nicolás Copérnico, Galileo Galiei, Johannes Kepler, Isaac Newton, Albert Einstein y Niels Bohr, los más destacados. 
El Planeta Tierra es solo un pequeño cuerpo celeste que gira alrededor del sol y que presentas características muy diferentes a los demás planetas. 
La Tierra cuenta con aproximadamente 70% de agua en su superficie y es el único lugar en el espacio donde se ha detectado vida complejamente. 
Una gran diferencia ante los demás cuerpos celestes es su corteza. 
Para la localización de cualquier punto en la Tierra se ha dividido ésta en una serie de cuadrículas, conformadas por los meridianos y paralelos. 
La Tierra siempre se encuentra en movimiento, los principales son el de rotación (gira sobre su propio eje) y el de traslación (gira alrededor del sol). 
El movimiento de rotación el causante del día y la noche así como de la diferencia de horarios. 
El movimiento de traslación da origen a las estaciones del año. 
La Tierra, además de girar alrededor del el sol, gira entorno a nuestra galaxia: la Vía Láctea. 
La temperatura, el magnetismo y la gravedad son datos que nos informan acerca del interior del planeta. 
Nuestro planeta cuenta con dos polos geográficos y dos magnéticos cercanos pero no exactamente en el mismo lugar. 
La fuerza de gravedad es el que ocasiona la atracción de diversos cuerpos hacia su centro. 
Sismológicamente, la Tierra se estructura en corteza, manto y núcleo, con diferentes composiciones, densidades y elasticidades. 
La corteza continental es más gruesa que la oceánica y en su composición intervienen principalmente las rocas de granito. 
La fusión de las rocas ígneas y la actividad volcánica originaron la liberación de gases, comenzando así la parición de los elementos constitutivos de la antigua atmósfera. 
La antigua atmósfera en la que no había oxígeno libre, estaba constituida por cuatro primitivas moléculas: hidrógeno, agua, amoniaco y metano. En ellas se encuentran los principales componentes de la materia viva: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. 
La Geología es la ciencia que estudia la forma de la Tierra. 
Han surgido varias teorías sobre la formación actual de la Tierra, entre ellas el uniformismo y el catastrofismo. 

Nuestro mundo 

La Evolución de la Visión Física del Mundo: 

Las antiguas civilizaciones lograron desarrollos tecnológicos y conocimientos sobre la naturaleza. Por ejemplo, los babilonios realizaron observaciones de los astros, con los cuales predecían eclipses. Los Egipcios desarrollaron conocimientos sobre la geometría así como algunos mecanismos con los que construyeron grandes edificaciones, como sus famosas pirámides. Empero, en esas civilizaciones los indicios de una visión física del mundo se mezclan con explicaciones ligadas a aspectos mágicos y religiosos. 

Los antiguos griegos fueron los primeros en proponer modelos para entender la constitución de la materia y el funcionamiento del cosmos, constituyendo así las primeras imágenes físicas del mundo. Por ejemplo, en la antigua Grecia se establecieron argumentos para entender la constitución de la materia en base a cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. A cada elemento se le asignaba un lugar natural: la tierra, abajo; luego, el agua, aire y finalmente el fuego. De esta forma la caída de una piedra se explica porque este objeto tendía a ocupar su lugar natural. 

Otra concepción sobre la materia la elaboraron los griegos Demócrito y Leucipo. Ellos propusieron que la materia estaba formada por pequeñas partículas, no perceptibles a simple vista e indivisibles, a las que llamaron átomos. Estos griegos explicaban la composición de la materia por medio de combinaciones de esas partículas. 

En cuanto al cosmos, la mayoría de los griegos pensaban que el universo se componía de la Tierra, alrededor de la cual giraban el sol, la luna y las estrella. Ellos sostenían que estos astros se ubicaban en esferas cristalinas que giraban en torno a la Tierra. Esta visión del universo quedó descrita en una de las antiguas obras de astronomía, El Almagesto, compilado por Claudio Ptolomeo. 

La representación tolemaica, considerada correcta durante la Edad Antigua y la Edad Media, fue modificada hasta el siglo XV cuando Nicolás Copérnico propuso el modelo heliocéntrico; según éste, el sol se ubica en el centro del universo y la Tierra gira a su alrededor al igual que los demás astros. Este modelo trascendió la concepción del universo porque dio origen a trabajos como el de Johannes Kepler, quien describió que las órbitas de los planetas son elípticas, el de Isaac Newton, quien elaboró las leyes sobre el movimiento de los objetos, incluyendo a los planetas, así como la ley de la gravitación. 

Entre los siglos XVII y XIX, se desarrollaron otras explicaciones y modelos para comprender los fenómenos eléctricos y magnéticos, además del comportamiento de la luz y los procesos donde interviene el calor. Con esos conocimientos se desarrollaron diversas máquinas y aparatos. 


Siglo XIX, la ciencia contaba con una imagen física muy amplia. Se concebía la materia constituida por átomos, se comprendían los procesos ondulatorios y se conocía la naturaleza de la luz y su relación con la electricidad y el magnetismo; también se explicaron diversos fenómenos como el calor, los gases y los líquidos. 

Sin embargo, durante la primera mitad del siglo XX, se elaboraron nuevas teorías sobre la materia, el espacio y el tiempo, que dieron paso a la actual visión del mundo. Entre los científicos más importantes que llevaron a cabo estos cambios están Albert Einstein y Niels Bohr. 

En la actualidad, los conocimientos científicos se difunden con gran rapidez; con la investigación científica se descubren cada día nuevos fenómenos, y surgen conocimientos y explicaciones sobre la constitución de la materia y del universo; en el futuro, la imagen física del mundo será diferente a la actual. 

La Tierra en el Universo 

La Tierra es un pequeño cuerpo celeste, opaco, perteneciente a un grupo de planetas que giran alrededor del sol, el conjunto de esta estrella y los planetas unidos a ella por la gravedad constituyen el sistema solar, que no es más que un pequeñísimo fragmento de una galaxia: la Vía Láctea. El Universo, a la vez, esta formado por millones de galaxias semejantes a la Vía Láctea. 

Hoy día se sabe que la Tierra es uno de los planetas más pequeños y más cercanos al sol. Presenta una forma esférica, algo achatada por los polos, con una superficie de 510 millones de kilómetros cuadrados y un diámetro de 12 750 Km. 

El cálculo de la masa de la Tierra se realiza aplicando la ley de la gravitación universal. Según estos cálculos, la masa de la tierra es 5 976×1024 Kg. La densidad media de este planeta es de 5 517 g/cm3. En comparación con el resto de los planetas es el tercero por orden decreciente de densidad, solo superado por Mercurio y Venus. Teniendo en cuenta el valor medio de la densidad de las rocas existentes en la superficie de la corteza, que rara vez supera los 3 g/cm3, es lógico suponer que la densidad de los materiales internos será muy superior. Esta suposición se confirma por medio de los datos sismológicos. 

La característica más sobresaliente de nuestro mundo y que lo diferencia del resto en su gran actividad a todos los niveles: la corteza terrestre, los océanos, la atmósfera y el interior de la tierra están en continuo movimiento. Además, de todos los planetas del sistema solar la Tierra es el único en donde se ha detectado vida. El desarrollo de ésta a lo largo de 3400 millones de años ha condicionado la evolución de la Tierra como planeta. Así, gracias a la actividad de bacterias y algas fotosintéticas, la composición de la atmósfera primitiva cambió y de su carácter reductor pasó a oxidante. La posterior aparición de los vegetales también influye considerablemente, protegiendo el suelo de la erosión. Por último, la actividad humana ha modificado la historia del planeta; la atmósfera, los océanos, los ciclos minerales y el clima han sufrido importantes variaciones, sobre todo a partir del siglo XIX. 

En los viajes al espacio los astronautas han podido comparar la Tierra con otros cuerpos del sistema solar. Presenta un aspecto vivo, siempre cambiante, de color azul y blanco, debido sobre todo a sus nubes pero también a los ríos, lagos, océanos, mares y glaciares. La Tierra es el único planeta del sistema solar que posee gran cantidad de agua; algo más del 70% de la superficie esta cubierta de este líquido, aunque a veces, como en el caso de los glaciares, se encuentran en estado sólido. El conjunto de las aguas superficiales recibe el nombre de hidrosfera, la mayor parte de la hidrosfera ésta constituida por las aguas oceánicas, que suponen el 65% de la superficie total del planeta. 

Para poder localizar cualquier punto en la superficie terrestre se considera ésta dividida en una serie de cuadrículas delimitada por los meridianos y los paralelos. 

Los Meridianos son líneas en forma de circunferencia que rodean a la Tierra pasando por los polos. Si consideramos ésta como una gran naranja, los meridianos corresponderían con las líneas que separan los gajos. 
Los paralelos son líneas perpendiculares al eje de rotación de la Tierra. Dentro de ellos, el círculo máximo sería una línea denominada ecuador. Otros paralelos importantes son el trópico de cáncer, el trópico de capricornio y el círculo ártico, todos ellos menores que el ecuador y tanto más pequeños conforme se acercan a los polos. 

Cada cuadrante del meridiano se considera dividido en noventa partes, cada una de ellas corresponde a un grado, el cero esta en el ecuador y el noventa en los polos. La latitud se define como la distancia al ecuador expresada en grados. Es preciso también fijar la distancia o longitud en dirección este-oeste. Para ello se considera el ecuador dividido en 180 grados a ambos lados del meridiano 0 (el que pasa por la ciudad Inglesa de Greenwich). 

Movimientos de la tierra 

La Tierra al igual que el resto de los planetas del sistema solar, se mueve. Fundamentalmente son dos los movimientos que experimenta la Tierra: 

La rotación es el movimiento de la Tierra alrededor de su eje polar. El tiempo que tarda en dar una vuelta completa se denomina periodo de rotación y es de 24 horas si se mide respecto al sol, y de 23 horas, 55 minutos y 4 segundos si se mide respecto a estrellas fijas. El sentido de giro es de oeste a este, es decir, contrario al movimiento de las manecillas del reloj. 

Durante mucho tiempo se pensó que era el universo el que giraba alrededor de nosotros. Fue Copérnico el primero en afirmar que el movimiento real era el de la tierra, aunque no presentó pruebas concluyentes. En 1851 León Foucault demostró que la Tierra giraba sobre su eje y midió además la velocidad angular de este movimiento. 

El movimiento de rotación de la Tierra determina la sucesión de los días y las noches y además es el responsable de su forma, achatada en los polos y ensanchada en el ecuador. 

Este movimiento no es un fenómeno regular; se ha comprobado que el periodo de rotación de la Tierra tiende a aumentar, por lo que la duración del día se incrementa 0.0016 segundos por siglo. 

La traslación es el movimiento de desplazamiento de la tierra en torno al sol, siguiendo una órbita casi circular. El tiempo que tarda en recorrer una órbita es de 365.26 días (año sideral); puesto que consideramos que un año tiene 365 días, cada año perdemos 0.26 días que se recuperan cada cuatro años añadiendo un día al calendario: el 29 de febrero. Los años bisiestos son, pues, los que tienen 366 días y coinciden con múltiplos de cuatro. 

La Tierra, al moverse en torno al sol, da lugar a la sucesión de las estaciones; el sol pasa la mitad del año en el hemisferio norte y la otra mitad en el sur. Los días en que el sol cambia de hemisferio se llaman equinoccios, y aquellos en que el sol alcanza la máxima declinación, positiva o negativa (puntos más altos o más bajos con respecto al horizonte), se denominan solsticios. 

En el hemisferio norte el sol calienta más durante el verano debido a que está más alto en el horizonte; su declinación es por tanto más positiva. El 22 de septiembre, día del equinoccio de otoño, el verano se acaba. Durante el otoño, la altura del sol sobre el horizonte comienza a descender, es decir, su declinación va haciéndose más negativa. La altura mínima se alcanaza el 22 de diciembre (solsticio de invierno), ese día comienza el invierno en el hemisferio norte y se prolonga hasta que el sol cruza de nuevo el ecuador el 22 de marzo (equinoccio de primavera). A partir de entonces comienza a crecer la declinación solar, alcanzando su máximo valor el 22 de Junio, en el solsticio de verano. Entonces empieza nuevamente el ciclo de las estaciones. 

En el hemisferio sur, las estaciones son opuestas a las indicadas. 
El movimiento de traslación también explica el por qué los días son mucho más largos en verano que en invierno, y también el por qué las diferencias son extremas en los polos: Durante seis meses el sol nunca sale y durante otros seis meses no se pone. 

A parte de los movimientos de traslación y rotación, la Tierra se mueve con el resto del sistema solar en torno al centro de nuestra galaxia a una velocidad de 300 kilómetros por segundo. A su vez nuestra galaxia se mueve respecto a fuentes de radiación extragalácticas. 


Datos físicos de la tierra 

La temperatura, el magnetismo y la gravedad son datos que nos informan sobre el interior de la Tierra. 

La temperatura en el interior de la Tierra aumenta con la profundidad. Esto se puede comprobar en minas y en sondeos, midiendo la temperatura de las rocas. El gradiente geotérmico es el número de grados que aumenta la temperatura al profundizar cien metros, y expresa el valor de aumento de la temperatura con la profundidad. 

En los niveles más superficiales de la corteza el valor de este parámetro es de 3°C, pero disminuye con la profundidad. En la actualidad, la mayor parte de los científicos admiten que la temperatura en las zonas más internas del globo no superan los 5000°C. 

La Tierra posee un campo magnético dipolar porque tiene dos polos cercanos a los polos geográficos, llamados polo norte y polo sur magnéticos. Los científicos actuales creen que los materiales del interior de la Tierra poseen una carga eléctrica que, debido a la rotación terrestre, produce el campo magnético. Su valor no es constante, sino que su intensidad varía con el tiempo, así como la situación de los polos magnéticos. 

El campo magnético terrestre se extiende por el espacio que rodea a la Tierra hasta distancias considerables, siendo el responsable, por ejemplo, de la existencia de los cinturones de Van Allen: bandas formadas por partículas energetizadas que rodean casi totalmente a la Tierra dejando sólo dos aberturas a la altura de los polos magnéticos. Estos cinturones, situados por encima de la atmósfera, protegen a la Tierra de partículas cósmicas procedentes del espacio, desviándolas o reflejándolas. 

Debido a su masa, la Tierra atrae a cualquier objeto situado en su superficie con una fuerza dirigida hacia su centro, llamada fuerza de gravedad, que no es más que una aplicación de la ley de gravitación universal de Newton: "La fuerza con que dos cuerpos se atraen es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa". 

El valor de la gravedad es mínimo en el ecuador, donde la distancia al centro de la Tierra es mayor, y aumenta hacia los polos, donde alcanza valores máximos debido a que el radio polar hasta el centro de la Tierra es menor. Por esta misma razón, la gravedad será menor en la cima de una montaña que en una llanura próxima, y menor en los continentes que en el interior de los océanos. 

Estructura de la tierra 

Los datos obtenidos por los científicos sobre el interior de la Tierra, el estudio de los materiales arrojados por los volcanes y la observación de las trayectorias de las ondas sísmicas han proporcionado la información suficiente para determinar con bastante exactitud las características estructurales del interior de la Tierra. 

Las ondas sísmicas son generadas por los terremotos y se propagan por todo el interior del planeta. Su registro se realiza mediante unos aparatos llamados sismógrafos. Existen dos tipos de ondas principales: las ondas P o longitudinales que se propagan en la misma dirección que el movimiento sísmico: son las que presentan mayor velocidad y producen vibraciones hacia delante y hacia atrás; las ondas S o transversales provocan oscilaciones perpendiculares a la dirección de propagación del movimiento sísmico; no se propagan en medios líquidos.

La velocidad de propagación de las ondas varia con la densidad de los materiales que atraviesan. Así, el estudio de sus trayectorias en el interior del planeta han permitido comprobar su gran heterogeneidad. Las zonas donde se producen cambios bruscos en la velocidad de las ondas se denominan discontinuidades sísmicas. Actualmente se conocen tres discontinuidades principales o de primer orden: la de Mohorovicic, situada a 40 Km. por debajo de los continentes y a 10 Km. por debajo de los océanos, es límite inferior de la capa más superficial del globo, denominada corteza; la discontinuidad de Gutenberg a 2900 Km. de profundidad, limita superiormente con el manto e inferiormente con el núcleo. La tercera discontinuidad es la de Wiechert, a 5100 Km. de profundidad, que divide al núcleo en dos porciones, una interna y otra externa. 

Las ondas S no se transmiten a través del núcleo, mientras que las ondas P experimentan una gran refracción al llegar a él. Por esta razón es lógico pensar que el núcleo, al menos en su parte externa, se encuentra en estado líquido. 

Así, sismológicamente la Tierra se estructura en corteza, manto, núcleo, con diferentes composiciones, densidades y elasticidades. 

La corteza es una fina película superficial muy poco densa en la que se distinguen dos zonas bien diferenciadas: la corteza oceánica, con predominio de rocas volcánicas denominadas basaltos, y la corteza continental, más gruesa y con una composición más compleja en la que la roca más abundante es el granito. 

Bajo la corteza esta el manto, muy importante desde el punto de vista geológico ya que en él se producen corrientes de convección que han dado lugar a grandes cambios en la corteza. Se calcula que representa un 83% del volumen del planeta y un 65% de su masa. Los elementos más abundantes son el silicio, magnesio, hierro y níquel. El manto esta formado por rocas densas del tipo de las periodotitas; este tipo de rocas, a medio fundir, son arrojadas por los volcanes. 

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En cuanto a la composición del núcleo, la mayoría de los geólogos y geofísicos suponen que esta formado principalmente por una aleación de hierro y níquel. Este núcleo metálico sería el origen del campo magnético terrestre al imantarse debido a las corrientes eléctricas que circulan por el núcleo externo (líquido) y por las capas más profundas del manto. En cuanto a las condiciones termodinámicas, se admiten presiones muy elevadas de varios cientos de miles de atmósferas, y temperaturas máximas de 5000°C. 

La corteza, el manto y el núcleo constituyen la endosfera. Por encima encontramos otras capas concéntricas de menor densidad: la hidrosfera, que comprende las aguas oceánicas y continentales; la atmósfera, una capa gaseosa formada principalmente por oxígeno y nitrógeno y que alcanza unos 1000 Km. de altura, y la magnetosfera, situada más hacia el exterior. 

El esquema de la estructura del globo terrestre sigue la tendencia planetaria general: los elementos más pesados se concentran en las zonas más profundas y los ligeros en las superficiales. 

Origen y evolución de la tierra 

Se cree que la Tierra se formó de la primitiva nebulosa a partir de la cual se originaron primero el sol y más tarde los planetas en un proceso de cuatro fases: 

La primera, denominada de acreción, consistió en la condensación de las partículas de las nubes originado un protoplaneta rodeado de una atmósfera rica en gases nobles e hidrógeno. 
En una segunda fase se produjo una fusión de los elementos constitutivos del protoplaneta gracias a la compresión debida a la gravedad, a la energía liberada de la desintegración de elementos radiactivos y al calentamiento producido por la caída de meteoritos. Como consecuencia de esta fusión, los materiales más densos ocuparon el centro de la Tierra y los más ligeros fueron desplazados a la corteza. La atmósfera primitiva, al no ser retenida por la gravedad, fue barrida por el viento solar y remplazada por otra, compuesta por agua, metano y amoníaco. Esta atmósfera, denominada protoatmósfera por los geólogos, estaría cargada además de ácidos como el clorhídrico y el fluorhídrico, y otras sustancias tóxicas como el monóxido de carbono. 

Esta fase se caracteriza por la ausencia de agua en estado líquido y la presencia, en cambio, de masas de vapor de agua atmosférica. 

Posteriormente, en una tercera fase, la Tierra comenzó a enfriarse; el vapor de agua se condensó y aparecieron los océanos. Esto debió suceder hace unos 4000 millones de años, puesto que se han encontrado rocas de esa edad de origen marino. 

Estos primeros mares no eran iguales a los de hoy; su temperatura debía ser superior a los 70°C y su composición mucho más pobre en sal. Al parecer el agua de los mares y océanos actuales es salada como consecuencia del aporte de esta sustancia por parte de los ríos. 

En este período comienzan también los procesos de erosión, transporte y sedimentación de materiales al reaccionar el agua de las lluvias con las rocas. Surgen los primeros continentes y la actividad volcánica es muy intensa. 

Durante la cuarta fase de la Tierra comenzó a adquirir su configuración actual. Se establecieron movimientos generalizados de placas y se piensa que las placas actuales derivan de la unión de otras de dimensiones mucho más reducidas. Hace 2 200 millones de años ya había continentes y océanos, y se daban procesos geodinámicos tanto internos (movimientos de placas) como externos (erosión) semejantes a los actuales. La protoatmósfera, por otra parte, fue convirtiéndose gradualmente en otra rica en oxígeno y nitrógeno gracias a la actividad de los seres vivos. 

La edad absoluta de la Tierra no se conoce con exactitud. Se calcula que su nacimiento como materia independiente en el espacio tuvo lugar hace unos 5000 millones de año. Estas aproximaciones se han calculado mediante la utilización de isótopos radiactivos. Se cree además que la primera corteza sólida se formó hace unos 2500 millones de años; esta primera fase sólida no es la que conocemos actualmente, sino que ha ido siendo reabsorbida y sustituida por la actual. 

La masa actual del planeta es de unas 6×1021 toneladas, solo 1/300 000 de la masa solar. 

La Geología es la ciencia que estudia la Tierra, si bien en 1960 nació una nueva rama, la geología planetaria, que estudia los procesos geológicos semejantes a los de la Tierra pero que ocurren en otros planetas. Actualmente la geología no solo intenta describir sino también explicar procesos observados en nuestro entorno; las riadas, los terremotos, la aparición de nubes, las erupciones volcánicas, las olas... La geología se estudia desde dos puntos de vista: uno histórico, que analiza las causas y los resultados de la evolución de la Tierra, y otro descriptivo, que hace hincapié en los procesos geológicos, sus causas y efectos. Se trata de la geología histórica y física respectivamente. 

La regla básica de la geología científica, el uniformismo, fue propuesta por el escocés J. Hutton; según ésta, los procesos geológicos que ocurren en el presente son exactamente los mismos que los que tenían lugar hace millones de años, y gracias a ello podemos descifrar qué procesos tuvieron lugar en el pasado. Esta teoría, establecida en la primera mitad del siglo XIX, dio lugar a la teoría opuesta, el catastrofismo, que intentaba explicar toda la historia geológica de la Tierra como una sucesión de catástrofes. 

Conclusiones 

A lo largo de nuestra vida somos testigos de diferentes fenómenos naturales ocurridos a poca distancia de nosotros y no nos damos cuenta de la importancia que tiene cada uno de ellos, así como de todo el fruto que podemos obtener de estas vicisitudes, aunque en algunas ocasiones no son del todo buenas. Cada ser humano debe entender el valor que tiene la ciencia en nuestro entorno y no adjudicarle fenómenos naturales a la casualidad, debemos buscar explicaciones lógicas, la información que nos han dejado muchos científicos nos da a conocer la realidad de nuestro planeta y nos cuenta su historia, han ayudado a conocer el por qué de diversos fenómenos que el día de hoy nos afectan, conozcamos a fondo lo que tenemos cerca y no dejemos pasar el tiempo y los acontecimientos prescindiendo todos aquellos tan hermosos con los que nos topamos cada día. Nuestro planeta es uno de estos fenómenos que hay que conocer, en él vivimos, a él lo debemos cuidar y entenderlo, bien dicen que a la naturaleza solo se le domina obedeciéndola, y las personas hemos olvidado que el mundo es de todos y no de unos cuantos, cuidemos nuestra casa como una de las cosas más valiosas que poseemos. 

¿Y si la Tierra dejara de girar? 


Pues como todos imaginan nos iríamos al carajo. Pero afinemos un poco más la respuesta con los resultados obtenidos por un software de ESRI con el cual simularon que pasaría si la Tierra dejara de girar. 

Como vemos en la imagen, el agua de los océanos se desplazaría hacia las zonas polares debido a que solamente quedaría la gravedad del planeta como fuerza capaz de influir en ellos. Esto se debe a que el campo gravitatorio es más “potente” en las zonas polares que en las áreas ecuatoriales. 

La línea roja de la imagen muestra también la división entre los dos nuevos hemisferios, quedando el planeta “configurado” en dos grandes océanos polares y una franja central de tierra entorno al ecuador. Gran parte de Europa y América del Norte quedaría sepultada por las aguas. 

Ahora bien, todo esto se trata de una simulación mediante un programa y aunque los resultados concuerdan con los que la física dicta, no se sabe exactamente que acontecimientos tendrían lugar si nuestro planeta echara el freno. 

¿Cuándo dejará de girar la Tierra? 

La Tierra rota cada vez a menos velocidad debido a la fricción de las mareas que ejercen sobre los océanos el Sol y la Luna. El efecto es minúsculo: un día dura ahora apenas 0,0017 segundos más que hace un siglo, algo insignificante a escala humana. 

Hay estudios que demuestran que hace 450 millones de años, el día sólo tenía 22 horas. 

Pero no tenéis de que preocuparos, ya que se prevee que hasta dentro de millones de años no suceda esto. Muy probablemente, por esos entonces, el ser humano a lo mejor ni exista, o hayamos emigrado a algún exoplaneta con propiedades similares a nuestro planeta.

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